En 1492, los marineros de las villas cercanas a la confluencia del Tinto-Odiel habían acumulado una gran experiencia en la navegación atlántica. Pescadores y comerciantes de la zona llevaban años rivalizando con los portugueses, siguiendo las rutas que los lusitanos abrían en la fachada oceánica africana. La participación y trascendencia de la marinería local en el descubrimiento de América va mucho más allá que la de haber sido meros acompañantes del navegante genovés en su primer viaje.

La Rábida, paraje que acoge el monasterio enclavado en el término municipal de Palos de la Frontera, supone el epicentro no solo del primer viaje colombino, sino de toda la empresa del descubrimiento. En este cenobio franciscano Colón halló refugio personal y apoyo para su proyecto revolucionario. Dos monjes, fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena, fueron fundamentales para sus intereses, intercediendo ante la corona y buscando apoyos para el viaje entre los marinos locales. De estos últimos, destaca Martín Alonso Pinzón, rico armador y marinero de gran prestigio en la zona, que desechó los barcos inicialmente confiscados por Colón, financió una parte importante de la empresa y convenció a los mejores marineros para que se enrolasen en el viaje.

También es remarcable la participación en la empresa colombina de la familia Niño, armadores y marineros moguereños de gran reputación dueña de una de las carabelas descubridoras, que contribuyó con su ascendencia sobre los marineros de la zona al buen fin de la expedición. Gentes, en definitiva, del Tinto-Odiel integran la mayoría de la tripulación, capitanean los barcos o los pilotan, y sustentan, con su apoyo, una empresa destinada a cambiar el curso de la historia.

Tras un largo periodo de decadencia, la importancia de los Lugares Colombinos fue reivindicada por el escritor norteamericano Washington Irving, quien en 1828 recorrió la zona para documentarse sobre el viaje de Colón y recuperar la universalidad de estas tierras.

En febrero de 2016, el Parlamento de Andalucía aprobó la inclusión de los Lugares Colombinos y otros municipios onubenses en la Ruta Washington Irving, que hasta ahora solo contemplaba el paso del escritor por las provincias de Granada y Sevilla.